La importancia de la formación para el engagement del talento

Contenido elaborado por Olga Zografou, Directora de People & CSR en Edenred España.

No se trata solo de motivación laboral, sino de algo más profundo: el engagement es, en esencia, el compromiso que siente la persona con la empresa. Se trata de un aspecto integral en su vínculo con la organización y abarca su bienestar, su conexión, su lealtad y su alineación con los objetivos y valores.

Un estudio reciente realizado por Edenred entre 8.000 personas en España reveló una serie de cifras que el 40 % de los individuos afirmó no haber recibido por parte de su compañía ayuda financiera para formación y el 30 % ha tomado la iniciativa de formarse por su cuenta, sin ser motivado por su organización.

Estas cifras revelan, por un lado, la discrepancia que existe entre la expectativa de los equipos de trabajo y la realidad concreta de su organización; y, por otro lado, la falta de visión a largo plazo que tienen muchas compañías con relación a la fidelización de talento.

En la actualidad, la competitividad de las empresas no solo depende de su capacidad para innovar o su posicionamiento en el mercado, sino también de cómo gestionan sus personas e invierten en él.

Cuando una empresa dedica recursos a la formación, está elevando el nivel de competencias y aptitudes de sus equipos para mejorar la productividad. Esto es especialmente importante en la actualidad, donde las tecnologías y metodologías avanzan a pasos agigantados. Ofrecer programas de formación continuos no solo mejora la eficiencia y la calidad del trabajo, sino que también posiciona a la empresa como un líder innovador en su industria.

La formación diaria y continua es fundamental en un entorno tan dinámico y cambiante. Un ejemplo claro de una técnica efectiva para el desarrollo de habilidades y competencias es el modelo 70-20-10. Este modelo establece que el 70 % del aprendizaje proviene de experiencias y tareas diarias, el 20 % de la interacción con los compañeros y mentores, y el 10 % de la formación formal. La implementación de este modelo permite a los empleados reciclarse y adquirir nuevas competencias de manera eficiente, adaptándose rápidamente a las nuevas tecnologías y la digitalización.

Pero si ahondamos más allá de lo meramente productivo, nos encontramos con que la formación de los equipos juega un papel crucial en el engagement del talento. Es parte de lo que llamamos el salario emocional, es decir, todo el conjunto de beneficios y remuneraciones no económicas que recibe el individuo por su labor. No se trata solo de motivación laboral, sino de algo más profundo: el engagement es, en esencia, el compromiso que siente la persona con la empresa. Se trata de un aspecto integral en su vínculo con la organización y abarca su bienestar, su conexión, su lealtad y su alineación con los objetivos y valores.

Las personas que participan en programas de formación impulsados por sus empresas se sienten valoradas y apreciadas porque descubren que les dan una oportunidad de desarrollo personal y profesional. Sus ambiciones no son solamente consideradas por las organizaciones, sino que están fomentadas por ella. El mensaje que transmiten es: “creo en ti, co-creamos y crecemos juntos”. Es decir, no sienten que son sólo un número más en la nómina presente, sino que entienden que hay una confianza en ellas para el futuro. Esta percepción genera un fuerte sentido de pertenencia y motivación, que se traduce en un mayor deseo de contribuir al éxito de la organización.

En consecuencia, este tipo de inversión atrae y fideliza a los mejores profesionales a largo plazo y disminuye la tasa de rotación. Las personas formadas por la propia compañía son menos propensas a buscar oportunidades en otros lugares, ya que encuentran en su empresa actual un ambiente que fomenta su desarrollo desde un nivel tanto profesional como personal.

Asimismo, también promueve una cultura de aprendizaje dentro de la empresa que no solo beneficia a los individuos, sino que también fortalece la colaboración y el intercambio de conocimientos grupales. Un equipo bien formado es capaz de abordar problemas complejos de manera más efectiva y creativa, lo que mejora la capacidad de la empresa para innovar y adaptarse a los cambios del mercado.

Por tanto, la inversión en formación resulta muy rentable a largo plazo. Es una estrategia esencial para cualquier empresa que aspire a mantener un equipo comprometido y leal. No se trata solo de mejorar las habilidades técnicas, sino de construir un entorno donde las personas se sientan valoradas, motivadas y alineadas con los objetivos de la empresa.